El fútbol boliviano lidia con una crisis recurrente de amaño de partidos
El fútbol boliviano vuelve a estar envuelto en un escándalo de corrupción. La Comisión de Ética de la Federación Boliviana de Fútbol (FBF) investiga a cinco jugadores y directivos de Real Santa Cruz por presunto amaño de partidos en encuentros disputados en diciembre de 2024, antes del descenso del club a la segunda división.

El Comité de Ética investiga a Real Santa Cruz en medio de un escándalo de amaño de partidos
La integridad del fútbol boliviano vuelve a estar bajo escrutinio mientras el Comité de Ética de la Federación Boliviana de Fútbol (FBF) investiga a cinco jugadores y directivos del Club Real Santa Cruz por presunto amaño de partidos. La investigación se centra en tres encuentros de diciembre de 2024, en los que el equipo sufrió derrotas abultadas (10-3 en el global) antes de descender de la máxima categoría.
La CONMEBOL, organismo rector del fútbol sudamericano, detectó irregularidades en los mercados de apuestas, lo que llevó a la FBF a exigir declaraciones escritas de los acusados antes del 10 de febrero. El incumplimiento podría acarrear sanciones, reforzando el compromiso de la federación de “salvaguardar la reputación del fútbol boliviano”.
La crisis financiera aumenta la vulnerabilidad ante la corrupción
El escándalo se desarrolla en un contexto de inestabilidad financiera crónica dentro de los clubes bolivianos. Un informe de FIFPRO publicado en noviembre de 2024 reveló que 13 de los 16 equipos de la primera división habían retrasado los pagos a los jugadores hasta por 18 meses, una crisis que refleja desafíos similares en la región.
Expertos, como Felippe Marchetti de Sportradar, advierten que la precariedad económica genera un terreno fértil para la explotación por parte del crimen organizado.
“La inestabilidad económica en clubes y ligas y su impacto en los salarios y el bienestar de jugadores, entrenadores, directivos e incluso ejecutivos de clubes puede hacerlos más susceptibles a los esquemas de amaño de partidos por parte de grupos del crimen organizado y otros oportunistas, como una forma de compensar la pérdida de ingresos”, declaró Felipe Marchetti a iGB.
Para jugadores y empleados, la desesperación financiera puede superar las barreras éticas, planteando interrogantes urgentes sobre la necesidad de reformas sistémicas.
La historia se repite
No es la primera vez que Bolivia enfrenta acusaciones de amaño de partidos. En 2023, la FBF suspendió toda la temporada de la primera división y la Copa por sospechas de manipulación, reanudando las competiciones solo después de asociarse con la CONMEBOL para mejorar la supervisión. Sin embargo, el nuevo escándalo sugiere que los problemas son más profundos.
Los críticos argumentan que las medidas reactivas, como las sanciones posteriores a los partidos, no abordan las causas subyacentes, como la falta de supervisión y la insuficiente protección para los jugadores. Sin cambios estructurales, Bolivia corre el riesgo de perpetuar un ciclo de escándalos y rendición de cuentas efímera.
El tenis también enfrenta problemas de integridad
El fútbol no es el único deporte afectado en Bolivia. El tenis ha enfrentado controversias similares, con funcionarios sancionados con largas suspensiones por corrupción. En 2023, el juez de silla Heriberto Morales Churata fue suspendido por seis años tras manipular resultados para obtener ganancias en apuestas. Meses después, el oficial Percy Flores recibió una sanción de 12 años por 31 infracciones a las reglas anticorrupción.
Estos casos evidencian una vulnerabilidad sistémica en el deporte boliviano, donde la falta de recursos y las deficiencias en la gobernanza permiten la explotación.
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